lunes, abril 27, 2015

Violentas protestas a siete meses del crimen de Iguala

Se cumplieron siete meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y sus compañeros de la normal, miembros de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), y maestros disidentes, acompañaron a sus padres a protestar para exigir su aparición, con un plan de acción retomado: destrozaron las fachadas del Congreso del estado y quemaron en los accesos camionetas repartidoras de productos de empresas privadas, hasta donde llegaron policías antimotines a dispersarlos con disparos de gas lacrimógeno.


En el Congreso del estado, los diputados mantienen pendiente la decisión de quién será el gobernador sucesor para lo que resta del periodo de gobierno de Ángel Aguirre Rivero, quien el viernes pasado renovó su licencia por el resto de su administración.


La protesta empezó con una marcha desde el monumento a Nicolás Bravo. El contingente atravesó las avenidas y calles céntricas de la ciudad hasta el Congreso del estado.


Tan pronto llegó el contingente a la avenida Trébol, los normalistas de las 15 normales rurales del país de la FECSM arremetieron contra la sede del Poder Legislativo. Para abrir los barrotes de acero a manera de fortaleza, dos de los normalistas arrancaron las camionetas que un grupo de avanzada ya tenía estacionadas a la puerta de la fachada principal, y de reversa con tres intentos derribaron la puerta.


Los normalistas ingresaron y a pedradas quebraron los cristales de la puerta del acceso al recinto donde sesionan los diputados, y enseguida cayó la estructura de metal que los sostenía, porque los normalistas estamparon las camionetas hasta la fachada y les prendieron fuego.


Del otro lado, por la puerta del estacionamiento ingresó otro grupo de normalistas y repitió la acción. Los ventanales de cristales de las oficinas apenas restablecidos quedaron rotos, también por las piedras, y otra camioneta fue consumida por el fuego.


Fuera del recinto, distribuidas alrededor, incendiaron otras tres camionetas repartidoras, las cuales apagaron los bomberos todavía en la refriega.


En seguida, un escenario de caos: normalistas, maestros y padres corrían por todos lados, porque, primero, decenas de policías antimotines estatales llegaron al Congreso del estado, del lado del bulevar que crea la autopista del Sol, lanzando contenedores de gas lacrimógeno, que dificultó la visión y enrojeció la mayoría de los rostros de los que corrían.


El contingente se fraccionó: unos corrieron hacia Ciudad Universitaria de la UAG; otros, hacia el bulevar en sentido norte, y otros, hacia el encauzamiento Huacapa en dirección a las oficinas del PRI.


El humo y el gas lacrimógeno empañaron la zona que rodea a la sede del Poder Legislativo, pero aun así el contingente de la protesta regresó al edificio a reagruparse, pero sólo pasaron unos minutos cuando del camino que lleva a las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR) entraron policías federales antimotines disparando gases, al mando del comandante Espartaco. De la autopista del Sol, o sea de atrás del Congreso, llegó otro grupo.


Los normalistas, sólo un grupo, porque varios se retiraron junto con los padres de familia hacia el Zócalo, corrieron hacia la autopista del Sol y la atravesaron para huir de los disparos de gases. Los federales pararon el tránsito en la autopista y los siguieron hasta donde pudieron sobre la calle hacia el Indeg, pero no los alcanzaron.


Todos los normalistas, maestros y padres se trasladaron al Zócalo de la ciudad, donde se atrincheraron ante un rumor de que podía ser desalojado lo que queda del plantón de cetegistas, mientras los policías federales se quedaron resguardando el recinto legislativo.


Los normalistas retuvieron a un policía federal en un momento de la protesta y se lo llevaron a la normal rural en Ayotzinapa, Tixtla, y luego lo entregaron, cerca de las 19 horas, al presidente de la Comisión de los Derechos Humanos (Coddehum), Ramón Navarrete Magdaleno.


FUENTE: lajornadaguerrero.com.mx



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